jueves, 6 de noviembre de 2008

En la estación... de momento


Bueno pues en vista de que después de mucho insistir ahora ha llegado el momento de crear un blog, no sé si tendré las fuerzas y las ganas para escribir todo lo que tengo que contar, ni si el título es lo más apropiado, pero es lo que me pide el corazón ahora, es lo que siento así que acorde con el título ahí va mi primera entrada.




Trenes de ida sin retorno

La vida es como una estación de tren, unas constantes idas sin retorno, pues cuando decides dejar pasar un tren improbablemente vuelvas a encontrarlo, hay demasiados trenes en las estaciones, unos parten por primera vez, otros regresan de un largo viaje, vienen ya de vueltas y aunque han regresado... jamás volverán a ser los mismos, vienen cargados de equipaje nuevo, de asientos distintos. Nuevos y viejos, más rápidos o más lentos, más bonitos o terrorificamente feos, escogemos, nos pasamos la vida escogiendo, escogemos porque nos gusta su decoración o porque nos recuerda a alguno de los que antaño no quisimos tomar, el destino... juega sus cartas encerrado en los vagones, nos hace disfrazarlo todo de incertidumbre, pero nuestro instinto nos hace seguir el fin de un sueño, una parada final donde ya no haya que viajar más, donde veas apearse en el arcén de tu vida a gente que no quiso bajarse del vagón que bautizaste con tu nombre, cuando tengas la certeza de que el esfuerzo ha valido la pena porque estás en casa.
Unas veces te equivocas y te bajas en la siguiente parada, sin poder volver hacia atrás, sin ni siquiera tener opción de volver la vista atrás, esperas el siguiente tren, otras te equivocas pero estás demasiado cansada para cargar con un equipaje lleno de recuerdos, así que decides quedarte hasta el final a pesar de saber que te alejas de casa o quizás crees que el esfuerzo traerá sus frutos, sigues equivocándote.
No importa cuantos trenes decidas coger tu billete siempre es sólo de ida, hay momentos en los que llegas a una estación y ves que todo lo que te importa toma un rumbo diferente y que no puedes partirte en mil pedazos, sólo llevas una maleta cargada de palabras que empiezan a perder el sentido y ves marcharse a cada uno a su destino, lejos del presente, cerca del futuro, cada uno vuelve a casa. Entonces te paras y ver pasar trenes sin fin, ves caer los días y las noches, te vistes de tiempo pasado, entonces comprendes que la navidad se acerca y que ya has vivido demasiado tiempo fuera, que tú también necesitas volver a casa, ver a tu familia colocar los regalos bajo el árbol, a tus amigos sonreirte sentados frente a la chimenea y a todos aquellos que no hace falta que te digan que te quieren porque ya lo demuestran con creces.
Ya sabes cual es tu destino, miras los paneles de salida y la tormenta de nieve bloqueó los ordenadores aquella mañana, no pierdes el tiempo en preguntar la gente va demasiado deprisa buscando su camino como para detenerse a tu lado, entonces paseas con pasos inciertos por las vías, evocas olores y recuerdos, sigues el rastro de la nostalgia y aún que no es el más seguro, sabes con certeza que aquel tren de la vía número 5 te llevará a casa, el corazón te late mucho más deprisa con sólo mirarlo, sonries, el fin está cerca, pero... no quedan billetes. Las lágrimas no paran de fluir, mi mente se bloquea y no puedo dejar de pensar que hacer, sé que allí me esperan quienes quiero, una habitación cargada de sueños, no volver a viajar sola... las dudas asaltan mis sueños, desvelan mis noches, pocos minutos quedan para la partida, ¿debo saltar la legalidad y colarme en ese tren? quizás sea buena opción pero si me pillan me lanzarán en pleno viaje de alta velocidad a una muerte segura o... ¿me hago cobarde y me siento a esperar por si el tren regresa a tiempo pero con casi la certeza de que no lo hará?. No sé que debo hacer, me apoyo sobre una columna y me deslizo hacia el suelo, no puedo dejar de llorar, quiero dejar de sentirme estúpida por permitirme sin quererlo enamorarme de este tren.
De momento sigo en la estación esperándote, no tardes en volver por favor.

Edamal

5 comentarios:

Manu dijo...

AL final te decidiste hacerte un blog!
Entiendo el tren que comentas.
Yo me encuentro corriendo detras de uno, mi corazón y mi cuerpo se superan por momentos al alcanzar la velocidad del tren, pero al acercarme a el, por momentos me invita a entrar, por momentos me cierra las puertas en las narices, hasta llega a blindarse para evitar que consiga acceder a su interior, protegiendose con una coraza de pinchos que pueden lacerar mi carne.
Quizas sea porque estoy loco, quizas sea porque estoy enamorado o simplemente solo sea mi camino a la redención por como he sido, lo unico que se, es que mi meta, mi objetivo, es conseguir entrar en el, sentarme en sus asientos y descansar para siempre con este tipo de trenes.
Si fracaso en el intento sera por el tren en si, no porque no he intentado todo lo que podia hacer, es una derrota acerca de la cual no pienso, ya que no existe posibilidad de derrota, al menos asi pienso, asi siento, aún me queda mucha fuerza y mucha sangre por derramar y estoy dispuesto a derramar hasta la ultima gota, a luchar hasta el ultimo soplo de aliento y se Edamal, que si es asi, ni nada ni nadie podra evitar que monte en ese tren.
Ya que, ¿Quien puede derrotar la fuerza natural y salvaje mas increible que puede desarrollar el corazón de un guerrero?
Un beso.

Francisco José dijo...

Suerte con el blog.

Saludos!.

Edamal dijo...

Gracias Francisco José, espero que así sea aunque todavía me queda mucho por aprender.
Nimrod que decirte que no sepas, mi tren... no tiene claro a quien deja subir, o quizás lo tiene claro, demasiado claro, no quiere que yo vaya en ese tren pero tampoco está dispuesto a dejarme en la estación... ¿qué antítesis verdad? por momentos tengo fuerzas para luchar contra lo imposible, por instantes me choco contra mis propios muros... ¿A dónde me llevará todo esto? no lo sé ojalá el destino fuera más cierto, más claro, más fácil... sé que hoy me entiendes demasiado bien.

Besos wapo

Manu dijo...

Edamal:
derribar las puertas de un tren blindado es dificil y mas aún cuando tu misma te pones obstaculos, como decia en el blog de la patata :
¿hasta donde estas dispuesta a llegar?

Edamal dijo...

Supongo que hasta el final