sábado, 28 de noviembre de 2009

La nana


Bueno chicos pues después de esta ausencia blogueril en la que he estado liadísima con el trabajo y algunos asuntos personales, he decidido retomar esto que es para mí como una casa que compartir con amigos y aunque he tenido poco tiempo no os creaía que no he escrito nada, sí lo he hecho poco pero algo, el caso es que tenía en la mente una historia pero cuando me puse a escribir... pues se ha ido alargando no sé hasta donde llegará pero de momento os presento el primer capítulo, a ver que os parece.


Besitos de una desaparecida pero que no se ha olvidado de nadie ¿eh?


Besos

Ana
LA NANA
Era tétrico, más aún de lo que siempre había imaginado cuando la escuchaba narrar las historias delante de la chimenea, allí todas aquellas noches de invierno mientras él se sentaba a ver el fuego crepitar y emitir esos colores otoñales que tanta paz le transmitían, ella tejía en colores infantiles mientras leía historias de fantasía, de batallas épicas, de guerras absurdas, de amores imposibles, de sueños logrados, historias con las que llenaba cada pedacito de la casa como el escenario de un teatro que se llena con el atrezo para dar cabida a la obra. Su abuela le había enseñado a leer cuando apenas si llegaba con sus manitas a la mesa, casi ni podía con el peso de aquellos libros que ella había ido acumulando debajo de la cama como su más preciado tesoro; no era habitual que la mujer leyese, pero "la nana", apodo que se le había quedado porque uno de sus primos mayores jamás fue capaz de pronunciar su nombre, nunca fue una mujer que comulgara con las normas de la sociedad, su marido lo había sabido desde el momento en que la vió y eso le hizo enamorarse todavía más de ella. Mientras el resto de mujeres se ponían a zurcir calcetines a la luz de una vela ella se disfrazaba de personajes y les contaba historias a sus nietos que la miraban con ojos de fascinación, con la inocencia que sólo los niños pueden alcanzar. Los enseñó a todos a leer cuando tuvieron edad de tomar biberones y aunque intentó sembrar en ellos el amor por la literatura, sólo Alicia había llegado a fascinarse por las páginas, tanto que siempre comentaron entre sus allegados que se quedaría solterona pues sólo era capaz de sentir amor por historias escritas con cubiertas. Aquel lazo que "la nana" había intentando anudar desde pequeña floreció con tanto ahínco que las tuvo unidas durante toda la vida y aunque su padre desaprobaba que su abuela hubiera llenado su cabeza de chorradas como él solía llamarlas... nunca pudo impedirlo. Cuando "la nana" ya estaba tan ciega que no podía leer ella se sentaba todas las noches en su cabecero y leía aquellos libros; así cuando ya su respiración era un leve jadeo, ella seguía leyendo, apenas se asustó cuando ella la miró por última vez, fue el... "y fueron felices para siempre", cerró el libro, la besó, cogió el cajón de libros de debajo de la cama y salió de aquella habitación. En el salón sus primas peleban por las pocas joyas que "la nana" había logrado acumular durante su larga vida, ella ya llevaba en brazos sus pequeñas joyas, nadie echó de menos esos libros. Cuando cerró la puerta de la casa ni siquiera se detuvo a mirar atrás sabía que nunca más volvería. Caminó durante un kilómetro aproximadamente, hacía calor pero cuando se internó el el bosque el frescor la abrumó, caminó sin rumbo y cuando llegó a la orillá del río se sentó y metió los pies en el agua y entonces lloró, lloró por "la nana" que nunca más volvería a ver amanecer, lloró por los recuerdos de tantos momentos juntas, lloró por las confidencias que días antes le había hecho al oído y que como ella se llevaría a la tumba, lloró porque nunca más podría abrazarla, lloró por las cosas que nunca le había dicho y lloró por los libros que al igual que ella se quedaban huérfanos. Cuando ya no tuvo más lágrimas que derramar se quedó sentada sintiendo el vacío de la soledad, el hueco que "la nana" había dejado y nadie podría llenar. Cuando la tarde empezó a caer supo que era el momento de volver a casa y entonces se dió cuenta que tendría que buscar un lugar para guardar los libros, no podía llevarlos a casa pues estaba convencida que su padre los quemaría con gran satisfacción, para él no suponían más que problemas, pues los acusaba de ser los culpables de que Alicia no se hubiera casado, sin darse cuenta que lo que los libros le habían dado era la libertad. Es cierto que mientras sus hermanas mayores y sus amigas soñaban con casarse ella soñaba con vivir aventuras como las heroínas de sus queridos libros, pero no se había casado no por los libros, ellos habían sido su salvavidas en alta mar, sino porque había descubierto que el mundo no se limitaba a las cuatro paredes de una casa, a criar niños y servir a un marido, ella era una persona y no quería vivir para hacer feliz a un hombre renunciando a su propia felicidad, renunciando a su libertad. No se le ocurrió ningún lugar donde poder guardar sus libros mejor que aquella antigua cabaña que habían construído sus amigas y ella cuando eran niñas, allí jugaban a ser madres, a las casitas, a tomar el té, a prepararse para lo que la vida les tenía deparado porque ese es el futuro que siempre le habían enseñado desde pequeñas. Todas sus amigas eran madres de familia, eran señoras respetadas, hacía años que la cabaña estaba abandonada y Alicia sabía que nadie aparecería por allí, aquel sería el hogar para los huérfanos de "la nana".
Ana

viernes, 30 de octubre de 2009

Mi coche









Bueno pues os enseño mi nuevo coche. Ya era hora de hacer el cambio y le ha tocado a este juguete!!
Besos

martes, 13 de octubre de 2009

Dormir



- No me sueltes- te susurré al oído mientras me tenías abrazada
- ¿por qué? tienes miedo de caerte- me contestaste entre risas.
- Hay muchas formas de caerse- te aseguré- no me sueltes ¿vale?

Y me dormí con la certeza de que nunca me soltarías, de que jamás me dejarías caer.

Ana

lunes, 20 de julio de 2009


No soy escritora, no sueño con hacerlo, de hecho hace mucho que no me siento delante de un folio a dibujar palabras, tanto que no se si ahora sabre hacerlo, hace mucho que las musas abandonaron mis dedos, ahora ni siquiera se molestan en asomarse de vez en cuando por la misma habitacion en la que me encuentre, pero eso no me importa, no pretendo que esta sea la historia mas bonita del mundo, ni siquiera tengo claro que sea historia, o cuento o simplemente pensamientos que soy capaz de plasmar, las metaforas las dejaremos a un lado, ahora solo necesito vaciar mi cabeza de ideas, de problemas, de pensamientos y el orden no lo marcare yo, lo marcara el propio desorden, digamos que durante mucho tiempo llevo acumulando papeles y libros en la libreria es el momento de archivarlo todo, de poner un poco de orden en el caos, segun nos vayamos encontrando los distintos objetos intentare que los veais, diria que quiero intentar que lo entendais pero no los entiendo ni yo mismo asi que si yo no entiendo mi cabeza, sera dificil hacerselo entender a otro, no se por que escribo, solo que necesito hacerlo, necesito centrarme en este "diario del orden". Unas historias seran reales, otras meros cuentos que llevo tiempo queriendo escribir, no me voy a molestar en explicar lo que es real y lo que es ficticio, eso os lo dejo a vuestra eleccion, asi le daremos mas emocion a todo, por lo pronto y puesto que acabo de volver de Madrid... Espero que os guste:

Caminabamos por la Gran Via, el semaforo estaba en verde pero habia comenzado a parpadear el muñequito, diste un paso para cruzar y yo te sujete:

- Se va a poner en rojo ya mismo.

Y los dos nos quedamos en la acera esperando, no protestaste mientras la gente iba corriendo apurando el semaforo hasta el ultimo segundo, pero no llevabamos prisa, estabamos de fin de semana. Y alli esperando señalaste a un edificio con el dedo, mire hacia el lugar que señalabas y no dire que edificio era pues es algo entre nosotros.

- Alli es donde me quedo yo cuando vengo a Madrid.

Por supuesto no es el hotel en el que nos estabamos alojando.

- Cuando vienes Madrid, menos cuando vienes conmigo - dije.
- No cuando vengo solo, cuando necesito desconectar de todo y perderme en Madrid, cojo una habitacion individual con jacuzzi que sale muy bien de precio y vengo a relajarme y disfrutar de perderme entre la multitud.
- No me traen buenos recuerdos tus escapadas a Madrid.
- ¿por que?

En ese momento mil ideas se me cruzaron por la cabeza, pero no queria remover el pasado.

- Digamos que... que la ultima vez que estuviste no era una buena epoca.
- ¿era la epoca en la que creias que no podrias vivir sin mi?
- si

No necesitabamos entrar en mas detalles, los dos sabemos lo importante que es la otra persona, lo necesario que somos el uno para el otro y la epoca tan dificil que pasamos hace unos meses donde ninguno de los dos nos encontrabamos, donde luchabamos contra nosotros mismos y lo que eramos capaces de sentir.
Cruzamos el semaforo y seguimos caminando juntos por la Gran Via.

- La ultima vez que estuve aqui iba por este mismo lugar hablando contigo por telefono.

Es curioso como vivimos y recordamos las cosas distintas.

- Yo tengo otros recuerdos de ese viaje.
- ¿de que te acuerdas?
- de algo que no quiero recordar.
- ¿de que?
- que mas da
- dime de que, ¿no?
- de Alicia
- es verdad, me ibas diciendo que por que no quedaba con ella, si te soy sincera no alcanzo a recordar ni siquiera si nos vimos.
- si os visteis.
- ¿de verdad? no, creo que no nos vimos, tu me ibas diciendo que no entendias como no quedaba con una amiga ya que estaba en Madrid y yo... no alcanzaba a explicarte que no me apetecia verla, que habia sido importante pero ya no lo era y no queria verla.
- pero la viste

No entiendo por que no era capaz de acordarse cuando yo no era capaz de olvidarlo, ella habia sido una espina demasiado dolorosa para olvidarla, ya hacia mucho que no me importaba, el tiempo me habia demostrado que no era rival para la guerra que yo creia tener con ella.

- no, creo que no, no es algo que me importe demasiado.
- claro que la viste, me acuerdo perfectamente hasta lo que ella te dijo sobre mi.
- ¿que me dijo?
- ¿que mas da? ¿acaso es importante ahora?
- dimelo, ¿no?
- no
- ¿cuantas veces te tengo que pedir que me lo digas?
- estoy intentando acordarme textualmente lo que te dijo, pero tengo una idea general.
- con la idea general me vale
- no que luego piensas que hago interpretaciones

Me quede pensando y en el siguiente escaparate no me acuerdo que vimos, pero... se olvido el tema, ahora aqui sentada escribiendo me acuerdo perfectamente de como lo que me dijiste que ella te habia dicho que yo era una caprichosa y todo porque te amaba, ¡ella! que jamas ha cruzado ni una sola palabra conmigo, ¡ella! que gritaba a los cuatro vientos que te amaba pero que luego no era capaz de demostrarlo, sino que te tenia cuando ella queria, ¡ella! que sido capaz de intentar aparentar que habia entre vosotros por miedo a que os viera alguien y cuando se entero que entre nosotros habia una tension sexual y sentimiental considerable... entonces se enrabieto y me dijo caprichosa y egoista, te dijo que creia que debias mantener las distancias conmigo porque textualmente "vuestra relacion no se parece a la nuestra, nosotros nos queremos". Que facil es opinar de lo que siente una persona que no conoces... ¿no? si lo que yo siento no es amor...entonces el amor no existe.

Sonrei, te abrace y seguimos caminando abrazados por Madrid, por la Gran Via.

Ana

sábado, 13 de junio de 2009

La guitarra


Este como todos los cuentos comienza con... Érase una vez. Érase una vez una niña, una niña pequeña que jugaba a ser mujer, cada mañana se olvidaba de sus ganas de volar como Peter Pan, de sus muñecas, de ver los dibujitos en el sofá y de sus galletas para el recreo, cada mañana se olvidaba de lo que era ser una niña, abría el armario, se ponía sus tacones altos y maquillaba sus trenzas, cada mañana se disfrazaba de mujer adulta e iniciaba una vida nueva, una nueva vida en la que el aprendizaje no era fácil, no había profesores que te dijeran que te estabas equivocando y que te ayudaran a resolver los problemas de matemáticas, aprendía de cometer errores y salir de los problemas en los que se metía, pero no le importaba, siempre había una sonrisa dibujada para los demás, porque sabía que la vida siempre era más sencilla con una sonrisa. Una noche de primavera conoció a un chico en aquel bar, él estaba sentado en la barra con la mirada perdida en el vaso de ron, con el reflejo ambar de la nostalgia en su ojos, ella pidió una copa y él levantó la mirada hacía sus ojos, cuando lo vió supo que había otro niño jugando a ser adulto, ella se disfrazaba de mujer, él de canalla, de chico duro, pero para ella fue fácil pasar entre aquellas barreras que eran tan parecidas a las suyas y llegó a tocar su corazon con un soplo de aire, a tenerlo entre sus manos. Se enamoró, se enamoró como una mujer sólo puede enamorarse una vez en la vida, pero cupido había arrojado a él a los brazos de otra ella, todo era imposible, la eternidad se volvía corta, nada era como en las pelis, no había cuentos de hadas como el de la cenicienta, ni finales felices para siempre como la bella y la bestia, nada era fácil. Él era un "músico frustrado" como le gustaba definirse ella soñaba ser una melodía entre sus dedos, sueños demasiado altos para alguien que sólo era una niña. Le conocía tan bien, que a veces sobraban las palabras, ella sabía que él tenía muchas ganas de tener una guitarra y quería ser ella quien se la regalase, porque era algo muy personal y a la vez muy especial, pensó escribirle una carta a los reyes magos, pues las calles empezaban a vestirse de navidad, pero había motivos más importantes que la navidad y era todo lo que sentía, así que no esperó más y una mañana de otoño cuando el sol apenas calentaba le llevó un paquete, en él iba envuelta una guitarra con una pequeña nota "para que tus melodías siempre me alcancen". Ella sabía que cada vez que tuviera la guitarra entre sus manos se acordaría de ella, que en cada canción al menos una nota le pertenecería, sabía que al final ella sería una melodía de un tiempo pasado, un historia de amor entre los dedos, un adagio que recordar para la eternidad, sabía que podría adelantarse en el camino porque él nunca la olvidaría.

Ana


P.D.: es un cuento escrito hace mucho tiempo que acabó con la melodía adecuada, aquella que sólo dos personas son capaces de tocar al unísono.

sábado, 23 de mayo de 2009

Podría


Podría... podría hacer tantas cosas como sueños caben en mi mente.

Podría escribir cientos de palabras que llenaran miles de libros simplemente para decirte que te quiero, podría convencerte de que el mundo es como yo lo veo, disfrazarte de príncipe azul y que vinieras a proteger el castillo de mi reino. Podría vestirte de chico ideal y enseñarle al mundo que la perfección comienza en nosotros, podría cambiar tu forma de pensar y que en tus ideas sólo estuvieran las mías, podría hacer que bailaras al son de mis sueños. Podría moldearte a los huecos de mis manos, pero... dejarías de ser tú.

Podría no llorar cuando te escucho cantar, podría no estremecerme cuando tus labios susurran que me quieres al oído, podría no tener miedo a perderte, podría respirar en ti y dejar que mi mundo únicamente fueras tú, podría no sentirme como una niña cuando rozas mi piel, podría no ser una princesa cuando me abrazas. Podría dejarme convencer por tus ideas y renunciar a mis sueños, podría, pero... dejaría de ser yo.

Podríamos no ser nosotros, pero... nada sería como es ahora, sería como volver al pasado y reescribir la historia, quizás entonces nunca nos conociéramos porque aunque podríamos cambiarnos... somos felices porque somos quienes somos.


Ana


P.D: Si alguien te pide que cambies... no te quiere, quiere a la persona en la que quizás puedas convertirte, pero somos quienes somos por decisión propia.


Podría cambiarte pero me gusta quien eres.

lunes, 18 de mayo de 2009

Te echo de menos




La vida pasa y dicen que el tiempo cura todas las heridas, que las cosas se olvidan y se ven desde otra perspectiva y no negare que los años han ido pasando, cayendo uno detras de otro como las hojas de un arbol cuando el otoño amenaza con llegar, que pase de ser una niña a una adoleste y de ahi a un proyecto de persona adulta, pero no por ello he conseguido olvidar. Han pasado 19 años y sigo echandote de menos, no se cuantos mas tendre que esperar para borrarte de mi vida, ni siquiera se si es lo que quiero hacer o si alguna vez mirare atras y sere capaz de no llorar cuando te recuerte. No te despediste, no me miraste a los ojos y me dijiste que te ibas, no me diste la oportunidad de gritarte que te quedaras a mi lado, que habia cosas que no podia dejar de compartir contigo. Te has perdido tantos momentos... no estabas ahi para darme la mano aquel primer dia de carrera, me sentia tan pequeña en aquellos momentos, tenia tanto miedo y sin darme cuenta ya habia terminado, pero tampoco estabas ahi cuando me gradue, cuando me pusieron la banda que me daba pleno derecho a ejercer lo que habia estudiad. No estuviste cuando me rompieron el corazon por primera vez, ni siquiera lo estas ahora para ver lo feliz que soy al lado de la persona que amo. No has estado ahi para que te presente a mis amigos, ni cuando me senti defraudada por algunos de ellos, ya sabes que... "los amigos son como los cojones para las ocasiones". Ha habido tantos momentos en los que hubiera dado cualquier cosa porque me dijeras que camino debia seguir o simplemente porque te sentaras a mi lado y me escucharas, por tener uno solo de tus consejos, aquellos que siempre me sirvieron tanto... Y hoy 19 años despues de tu partida... solo soy capaz de decirte que te quiero y te echo de menos, aunque nadie lo entienda... no he dejado de necesitarte nunca. Ana P.D: El que tu crees que ha muerto no ha hecho mas que adelantarse en el camino. Seneca.