sábado, 10 de enero de 2009

Un hilo en equilibrio



La vida como diría una de las divas de la canción la vida es un hilo en equilibrio y creo que nada podría recriminar ante eso, es hilo y con él vamos tejiendo los momentos, los recuerdos, los instantes a veces nos toca destejer lo que ya habíamos bordado y olvidar actos desagradables, otros nos falta tiempo para dibujar todo lo que queremos pintar, al fin y al cabo somos nosotros mismos quienes determinamos nuestro destino.

Habíamos quedado para tomar café como tantas otras tardes, como siempre el reloj no fue puntual y esta vez me tocó esperar a mí, hacía frio en la acera pero era una agradable sensación el sentir la protección de la bufanda en mi cuello, el frio me hacía sentir más viva, como si la sangre en mis venas me hiciera inmortal o al menos así me sentía después de que hacia apenas unos días casi hubiera encontrado la muerte entre un amasijo de hierros en el que se había convertido mi ambulancia. De repente cuando el semáforo para los peatones cambió a verde y empezó a sonar ese pajarito que siempre me hacía gracia y pensar que si cerraba los ojos estaría en un bosque con un ave en alguna rama que habría cogido un resfriado y estaría algo ronca, entonces le vi, venía por el paso de cebra con paso firme, parecía que acabara de salir de un iglú con las pieles polares, siempre ha sido un exagerado, eso me hizo sonreír para mis adentros, cuando nos encontramos de frente le miré a los ojos y no pude disimular la felicidad que mostraba mi rostro, estaba feliz de verle, de tenerle delante de mí, no pude soportarlo más y me lancé a sus brazos, allí me sentí como una niña pequeña que vuelve a casa, él me estrujo entre sus brazos y acercó su cara a mi cabello como queriendo quedarse con todo el perfume de mi champú, miró con cierto desagrado las grapas que sujetaban mis cabellos intentando cerrar la herida abierta y como queriendo quitar todo el dolor me besó el pelo, yo no podía separarme de sus brazos, entonces él me sujetó por los hombros y me separó un poco de su cuerpo, como queriendo comprobar que estaba entera, que no había nada en mi cuerpo que no estuviera o que estuviera fuera de su lugar, me sonrió con esa media sonrisa que me hacía derretirme por dentro y me dijo
- Hola enana
- Hola- le contesté y le susurré al oído un "te he echado de menos" que no alcanzó a escuchar, pero no hacían falta las palabras entre nosotros.
Sonrisas que lo hablaban todo, miradas que no escondían secretos, silencios que se llenaban de sueños, toda la magia de la navidad pasada nos arropaba como queriendo detener ese instante, como la escena final de una película romántica donde después de miles de calamidades y de impedimentos los protagonistas acaban juntos.
Me agarró por la cintura, como creyendo que en cualquier momento podría caerme al suelo y con aire protector nos dirigimos al interior de la cafetería. Una vez allí con un chocolante caliente con caramelo entre las manos me entregó un Cd, en él sabía perfectamente lo que había, mi canción, aquella que "le había pedido" a los reyes magos.
- Cántamela por favor- le dije con carita de niña buena y morritos.
Y comenzó a susurrarmela despacido y con aire melancólico al oído, creí que en ese instante podría morir y aún así seguiría siendo la mujer más feliz del mundo.
Abrió los paquetes que los magos de oriente habían dejado bajo mi árbol con su nombre y la felicidad afloró a sus mejillas como si de un niño pequeño se tratase, era como magia hecha realidad, no pude dejar de ser feliz, era como si todo se irradiase y parecieramos dos niños jugando a ser Peter Pan y Campanilla. La conversación siguió, contándonos todas las cosas que nos habían preocupado los días pasados en los que no nos habíamos visto, los planes que teníamos, los sueños y promesas para el año nuevo que comenzaba a dar sus primeros pasos, todo iba genial hasta que salió la eterna pregunta...
- ¿qué somos peque?- le dije, y en ese momento me sentí estúpida, llevaba evitando esa conversación desde que nos vimos y ahí estaba yo como una idiota dejando que mi subconsciente me traicionara.
- Somos amigos, ¿no?- contestó con indiferencia, pero sabiendo que la tormenta se acercaba sin piedad.
- ¿amigos? ¿no te has dado cuenta que yo te amo?- dije dejando esa palabra en el aire como si de la hoja de una guillotina que amenaza con cortar el ambiente se tratara.
- pero... yo no lo sé, yo... no estoy preparado para ser algo más, sería injusto para ti tener una relación cuando yo no te amaría como tú te mereces, cuando tú empezarías a un nivel de amor al que yo no sé siquiera si puedo llegar... ¿lo entiendes? sólo podemos ser amigos- y la palabra amigos en ese momento se convirtió en mi peor pesadilla, era como si me hubiera llamado puta, creo que si me hubiera llamado puta me habría hecho menos daño.
-claro, amigos...- dije sin pensar en nada más que en que el mundo se había vuelto un lugar inhóspito.
- enana ¿que pasa?- dijo con aire preocupado.
-nada, nunca pasa nada- dije
- pero claro que pasa, ¿no te das cuenta que te ha cambiado la cara?
-no me ha cambiado la cara, sigo siendo la misma- dije sacandole la lengua, intentando disimular que no me pasaba nada, aunque me sentía como si un agujero negro se hubiera llevado toda la felicidad acumulada en mis casi 27 años.
- no te ves, pero cuando hablamos de esto... siento hacerte daño- dijo con una culpabilidad que hubiera enternecido a Hitler.
- pero... ¿no te das cuenta que no podemos ser amigos? ¿no eres capaz de ver que yo siento cosas por ti que me impiden ser tu amiga? no te veo como mi amigo- dije siendo sincera plenamente y su cara cambió como si la bomba de hiroshima hubiera caído de pleno en su alma.
-¿me estás diciendo que te vas a ir de mi vida? ¿Qué no podemos ser nada?- dijo dejando que las palabras desgarraran el silencio como si estuvieramos sólos, como si nada importara, como si la vida le fuera en ello y luchara contra las lágrimas que intentaban decir que ellas también me echarían de menos.
- pues creo que quizás sería lo mejor, no quiero que te vayas de mi vida pero yo no puedo ser tu amiga y tú no puedes ser mi pareja... no quedan más opciones, ¿no?
- Ana- dijo con aire serio, utilizando mi nombre por primera vez- No imagino la vida sin ti
- entonces... ¿qué nos queda? ¿por qué me dices eso?
- porque soy sincero, no puedo imaginarla, si tengo que tener algo contigo para que sigas en mi vida, tengamoslo- y quizás era lo que llevaba esperando meses pero... el orgullo me podía.
-no, así no, si tenemos algo será porque tú también quieras tenerlo, no porque yo no salga de tu vida.
-pero no quiero que te vayas- dijo con tristeza en la mirada
-ni yo quiero ni que te vayas ni irme, pero nos estamos haciendo daño
-¿por qué no lo intentamos ambos?
-¿intentar que?
-yo intentaré verte con ojos de deseo y tú con los de una amiga, intentemos llegar a un punto medio y veamos donde nos lleva el destino- me dijo como si de un genio que acaba de descubrir la relatividad se tratase y entonces lo supe... no podiamos vivir el uno sin el otro, sólo nos quedaba esperar que el tiempo nos diera la razón a alguno de los dos. Sonreí
-Tienes razón, no necesitamos ser amigos, ni pareja, no necesitamos etiquetar nuestra relación con ningún nombre, somos sólo nosotros, tú y yo, yo estoy en tu vida y tú en la mia, para siempre, ¿qué más da lo que seamos?
Nos miramos y nos entendimos, supimos que la guerra no había terminado, pero teníamos una pequeña tregua, quién se alzara triunfador sería cuestión de tiempo, pero ni todas las batallas del mundo conseguirían que no estuvieramos juntos al fin y al cabo... eramos nosotros.

10 comentarios:

Olivia dijo...

Es cierto que no siempre hay que poner etiquetas a las relaciones interpersonales, pero hay veces, como en estos casos, que es absolutamente necesario para evitar que nos corroa la duda.

Ademas la mente de los hombres es taaaaaan compleja, que hacen una cosa y dicen y nos vuelven locas!


Yo me he cansado de buscarles la explicacion.

Un beso

Edamal dijo...

Hola Olivia, encanta de tenerte por aquí y que me leas, la verdad es que a veces es necesario y otras el etiquenarnos nos hace estropear las cosas, de momento vamos a dejar esto sin etiqueta. En cuanto a que son complejos... por favor cualquier chico que te lea diría que estás loca que las que somos complejas somos nosotras, digamos que nos pusieron el san benito y de ahí no nos saca nadie, aunque yo piense igual que tú y creo que ellos son muchísimo más complejos, al final como dices lo mejor es pasar de ellos y disfrutar de la vida.

Un beso

Nastka dijo...

Siento discrepar, pero yo si pienso que en la mayoría de los casos, por no decir siempre, hay que etiquetar las relaciones porque sino siempre saldrá alguien destrozado... Pues, si la relación no está bien definida suele ser porque una de las dos partes no está segura, quizás por miedo, miedo al compromiso, miedo a arriesgarse o miedo a la soledad y a casi todo el mundo le gusta saber que tienes a alguien ahí.

Porque en las relaciones sin etiquetar siempre una parte da todo su corazón y la otra sabiendo esto puede incluso aprovecharse. Tuve una relación sin etiquetar durante 4 años y no se lo recomiendo a nadie, puede ser incluso enfermizo el poder y no querer y luego cuando quieres ya no se puede...

No digo que todas las relaciones sin etiquetar sean iguales pero sinceramente creo que lo mejor es llamar las cosas por su nombre ya sea amigos, novios, amantes, amigos especiales... asi cada parte sabe que puede esperar de la otra persona y no da lugar a confusiones o falsas esperanzas, aunque al final nunca se controlen los sentimientos...

Edamal dijo...

Sibi yo te entiendo, pero creo que nunca se me ha dado demasiado bien eso de etiquetar, tuve una relación de dos años sin etiquetar y por orgullo jamás dijimos que eramos novios y sin embargo los dos lo sabiamos y nunca nos hicimos daño. En este caso... creo que es el no saber con certeza lo que queremos, tengo claro que no siempre vamos a poder estar sin etiqueta pero de momento y hasta que haya un consenso generalizado creo que es lo mejor, a fin de cuentas no necesito a nadie para ser feliz!!! Te quiero wapa y no descuides tu blog que me encanta!!!

Besoss

Manu dijo...

¡Pero será petarda Olivia!
¡Las complejas sois vosotras coñe!
"quiero un chico malo pero que no me haga sufrir ñeñeñeñeñeñe" ¬¬U
Masoquistas
¬¬U
Tienes un premio en mi blog torpeda!
Y el café me lo debes tú a mí =P

Edamal dijo...

Manu yo creo que los complejos somos las personas, no se trata de hombres o mujeres, sólo de personas, pero cuando es el sexo opuesto el que te hace daño es más fácil culparlo y bueno sin que sirva de precedente... lo reconozco, yo soy muy compleja, es como un reto jajajaja.
Y bueno te voy a intentar explicar lo de los chicos malos, yo soy un poco rebelde y no me gustan las normas prefijadas, luego a eso le sumas que si las cosas te las dan sin más... sin que tengas que luchar por ellas ni las valoras ni hacen que sean tan importantes.
Mil gracias por el premio y valeee yo invito al café, pero tú a la cena :P o al cine, te dejo elegir jajajajaja
Besos wapo

Agua dijo...

Hola! me ha gustado mucho tu blog...como duele ser algo mas que amigos y algo menos que pareja...Te dejo un besazo y seguro q volveré por aqui!

Edamal dijo...

Hola Agua, bienvenida por aquí, me alegra que te guste. Me pasaré por tu blog a visitarlo también. Bueno... amigos o parejas... creo que da igual ahora mismo jajaja.

Un beso!!

àriN* dijo...

¿Y cuándo fue eso?

De todas formas, lo de las etiquetas es muy relativo; resulta que se ha convertido en una necesidad en la forma que tiene la mayoría de la gente de ver las cosas.. en mi caso, yo no necesito un calificativo cuando veo ciertas miradas a menos de dos centímetros de mí. Espero que a ti te pase lo mismo, y que siempre sepas apreciarlo.

(Soy Irene ^^).

Edamal dijo...

wapa a veces no hace falta definir las cosas, te bastan las miradas, las palabras, los silencios... otras tienes la necesidad de poder llamar a esa persona por lo que tu sientes, pero bueno todo tarde o temprano, para bien o para mal... se arregla. Me alegra verte por aqui!! la foto te delata, sabia quien eras!!

Un besazo wapa!!