miércoles, 22 de abril de 2009

Diosa de tu vida


Amanece, el sol despunta sus primeros rayos y se cuela por la ventana dibujando entre las sabanas tu cuerpo desnudo, te miro, no puedo dejar de mirarte apoyada en la puerta, intento captar la magia y me quedo petrificada, intentando no romper el momento, pero mil mariposas revolotean en mi estomago cuando observo que te mueves. Camino despacio, casi de puntillas para no hacer ruido y me planto a los pies de la cama, rozo tu piel con mis manos y comienzo a ascender por tus piernas musculosas, despacio, no tengo prisa, alcanzo tus nalgas y continuo subiendo por la escalera de tu espalda, me siento en el escalon de tus cervicales y hundo mis dedos en tu pelo, intentando alcanzar tus pensamientos, haciendome poseedora de tus anhelos, protectora de tus miedos, diosa de tus sueño, quiero ser lujuria en tus ideas, desearte hasta morir, sentirme deseada con una mirada. Quiero ver como tu corazon late al ritmo del mio, fundirnos en fuego de pasion, ser tu y solo tu mientras somos uno solo. Como si me moviera a camara lenta me acerco a tu oido y te susurro que te quiero y veo tu sonrisa haciendo girar mi mundo tan rapido que siento que me pierdo en la pasion, cuando tus dedos dibujan mi figura hasta hacerme estremecer sintiendo que floto en la ingravidez del limbo y alli soy la diosa de tu vida.

jueves, 16 de abril de 2009

Aqui y ahora



No hay mayor soledad que el silencio de un folio en blanco, sentarte y sentir que las palabras desabrochan tu camisa, que bajan la cremallera de tu falda y dejan al descubierto la piel, desnuda frente a nada, frente al vacio que cubre la piel de gallina, la soledad del silencio, y sentir como mi vestido de piel no es mas que un fino papel que cubre el alma, los sentimientos mas profundos, como cubre las verguenzas del futuro ya pasado, de un ancla que calla a los barcos que dejaron de ser navegables.

Y me miro en espejo con mis ojos, cambio las gafas y miro con los tuyos, me gusta lo que veo, el reflejo de un espectro de otro, de ti, de mi misma vista desde un angulo de miradas personales. Y pierdo la nocion de mi tiempo, no se si vivo en la epoca apropiada, si he perdido el concepto del hoy, de quien soy y de quien quiero ser, sin esperar que los demas imaginen si soy mi yo o el suyo. Me siento pequeña, perdida en una nube de preguntas, de incertudumbres que necesito despejar, buscando la brujula de mis sueños, el norte hacia el camino de lo que siempre he querido. Pero he dejado de mirar por mi misma, veo las cosas por duplicado, como si estuviera borracha, quizas lo estoy y me he emborrachado de ti, de amor, de sentimientos personales, con esa venda color rosa que todo lo cubre, pues no soy capaz de mirar la huella de unos pasos que no sean los tuyos. Si me pides que siempre vea asi... no puedo prometerte nada pues nunca nadie dijo jamas sin estar mintiendo, porque quienes te dicen un nunca rotundo son seres inertes de sabiduria, pues ni ellos mismos saben que se engañan. Pero si puedo regalarte la sonrisa de la felicidad que hoy viste mis dias, los sueños que mañana seran reales, la nostalgia de un pasado que se dibuja entre recuerdos de risas. Puedo envolver en una caja de fantasia, mi todo, la parte de mi que estoy dispuesta a compartir contigo y dejarte la llave de la caja fuerte de lo que guardo para mi, se que te asomaras de puntilla por la rejilla, miraras con interes la decoracion de la casa de mi alma, veras los entramados de fantasias imposibles imaginando que puedes ayudarme a hacer alguna realidad, pero que nunca traspasaras el umbral de la puerta, porque tu respeto hacia la libertad pesa mas que el mundo en el vives.

Aqui y ahora, aqui y ahora delante de mi misma no puedo dejar de pensar en ti, de nuestro aqui y ahora, del sueño y futuro, del dolor y el pasado y vuelvo a pensar en el hoy, en ti y en como esbozas con un lazo los ultimos rayos de sol, agarrandote al ahora, sujetandome por la cintura sin dejar que torbellino del futuro despegue mis pies del suelo.

Ana

jueves, 9 de abril de 2009

Te echo de menos



Y aún recuerdo aquella mañana, yo estaba sentada en el coche, al volante, mirando de reojo tu cara, sitiendo el peso de los segundos como si fuesen toneladas que aplastaban mi alegría. Te recuerdo sonriente, mirándome a la carita y jurándome que te acordarías de mí, que apenas serían unos días y estarías abrazandome otra vez. No puedo olvidar cuando abriste la puerta y te bajaste, cuando me sentí sola, vacía, cuando el coche se me hizo un universo inmenso en el que me perdía, miraba tras el cristal tus pasos, caminabas hacia la estación y yo hacia el otro lado de la calle, rezaba porque el semáforo estuviera en rojo y poder contemplarte unos segundos más a través del cristal que marcaba los metros que aún entonces no eran kilómetros y no, la suerte no estuvo conmigo y el verde me hizo girar en la esquina y... ya no te veía, sentí como el aire me faltaba, no podía respirar, un nudo ahogaba mi garganta, un nudo de hilos de nostalgía, de sueños rotos, de espera, unos hilos que me decían que 15 días serían eternos sabiendo que estabas a mil kilómetros de mí y lloré, lloré como una tonta, lloré como sólo una niña podría hacerlo y como si de magia se tratase el teléfono sonó y tu nombre parpadeaba en la pantalla, lo cogí intentando disimular mis lágrimas, pero nunca he sido buena actriz, te bastaron dos segundos para saber que me pasaba y me intentaste convencer que la distancia no te alejaría de mí, que seguiría siendo tu niña, que sólo eran unos días de trabajo fuera, que volverías, palabras que callaban mis lágrimas pero no la sensación de lejanía que sentía. Me quedé horas en el coche mirando por la ventana si algún rayo de sol derretía el invierno de tu partida, mirando un reflejo de mí en el que sólo reconocía la tristeza.

Han pasado los días y cada vez son más difíciles, me llamas todos los días y me cuentas lo bien que te lo estás pasando, lo que me quieres y lo que me echas de menos, me cuentas miles de cosas y te imagino con tu sonrisa de niño prendida intentando captar todos los momentos con tus ojos de

Te echo de menos, te echo tanto de menos que no me basta con escucharte a través de un teléfono, estos días he dejado de ser yo, me he convertido en un reflejo, otra Ana, la que se plasma en un espajo mientras la verdadera yo te espera, llora tu ausencia. Vuelve pronto mi vida, creo que sin tí hoy por hoy no puedo ser yo. Te quiero.

Ana